No quería nada, no quería nada más que un
abrazo. Un abrazo imposible, claro. Como todo lo que quiero es imposible, o
inalcanzable, o posible pero lastima mucho, y sería preferible que no pueda
tenerlo. Quería un abrazo de él, de esos que me daban amor, que me daban
tranquilidad. Una vez más me pregunto ¿Dónde estás? ¿Por qué no me llevaste?
¿Nos volveremos a ver?
Tu imagen sigue intacta en mi cabeza,
noche a noche…día a día.